Temporada Covid

Estándar

Cuando creías que ya estábamos terminando con toda esta pavada, los casos de covid empezaron a escalar nuevamente. Tercer año, y una pensando que podía ir redondeando la cosa, no?

En diciembre tuvimos una amenaza de covid que por suerte no se concretó, salvándose así el festejo de fin de año familiar y las vacaciones posteriores. Nos fuimos, entonces, a La Paloma, donde hicimos vida bastante aislada, sin aglomeraciones ni muchedumbre, aunque sí algunas reuniones familiares y visita a heladería y Bob Esponja (años haciéndonos los chotos, pero parece que no funciona más: los niños piden saltar en castillo inflable).

El día anterior a volvernos hicimos una pasada por Punta del Diablo. Ahí sí nos encontramos con una densidad de población altísima, sobre todo saltando las olas del océano, que ese día estaba en condiciones increíbles. La temperatura ideal, y las olas armadas, preciosas. Pero claro, la línea de rompiente estaba llenita de gente! Nunca me había bañado tan cerca de extraños, jaja. Todo esto para decir que quizás ahí nos contagiamos? Ni idea.

Llegamos a Montevideo un domingo hace dos semanas y de ahí no he salido de mi casa. Hija grande empezó con fiebre y, sin ningún otro elemento para hacer un diagnóstico, se le asignó hisopado. Ya sin ningún tipo de síntoma dio positivo el día anterior a su cumpleaños. Postergamos festejo, nos quedamos piola. El día que se le dio de alta, bailamos y cantamos y luego el hermano pequeño empezó con fiebre. No es gracioso???

Y aquí es cuando me quejo de estos virus de ahora. No vale recuperarse y listo, hay que esperar días. Y cuando pensás que zafaste, cháfate! Uno se pone paranoico. No me puede doler la cabeza en paz que puede ser covid. Y si empiezo con síntomas cuando esté por terminar esta otra cuarentena? Estoy transitando la enfermedad en forma asintomática? Las líneas de la mutualista son imposibles de acceder. Y si no podemos hacer el festejo postergado? Pagué al pedo la colonia de febrero? Quiero ir a comer pizza los viernes con mi familia. Voy a saber comportarme en la calle cuando pueda salir?

A la vez, me obligo a pensar positivo: podría haber sido en época de clases. Los síntomas podrían haber sido peores. En el trabajo me podrían haber hecho más problema. Podríamos haber estado en la casa vieja, sin patio. Podría haber sido cuando estábamos en La Paloma.

Y con suerte no nos toca más en el año, jajaja.

Mi hijo pequeño cumplió 4 años

Estándar

Me parece un divague total que mi hijo chico tenga 4. Y a la vez me parece raro que recién vayan cuatro años de ser madre de dos. No existieron desde siempre estos gurises en mi vida? Por supuesto, no estoy diciendo nada que no se haya dicho antes: «parece mentira!» «ya cuatro?» «cómo pasan rápido los años con niños!». Y no por eso deja de ser una sensación válida, verdad? Acepten mis clichés.

El chiquito este hace rato que estaba entusiasmado con el cumple. Un cuete tremendo con las medidas de tiempo. Cada dos por tres tiraba: «hoy es mi cumpleaños?» Pero a vos te parece, muchachito, que si hoy fuera tu cumple no te habrías enterado?

Festejamos con la familia unos días antes. Y a pesar de que (o quizás a raíz de que?) hablé con él sobre el asunto de no reclamar regalos, a todos les iba pidiendo (nunca se le ocurrió exigirnos a nosotros los padres, mirá vos). Recibió todo lo que un niño de su edad querría tener (??). Muñecos, dinosaurios, libros, paraguas, disfraces (estoy exagerando con los plurales), ropa de personajes y hasta un vaso con dibujitos que quería para remplazar los lisos que lleva al jardín. Pidió torta de superhéroes (mezclados, cualquier cosa) y quedó conforme con que fuera de personajes de papel pinchados. Pidió trufas y las tuvo. Pidió piñata y le hice (dijo que tenía poquitas cosas el inconforme). Le pregunté qué le gustaría hacer el día mismo de su cumple y respondió: encontrar la primera pista de la búsqueda del tesoro. Así que hice una serie de pistas dibujadas que lo hicieron recorrer toda la casa buscando los regalos de sus padres. Y luego se gozó con la hamaca-tesoro. Pintó en el patio nuevo (nos mudamos, dije?) y se enchastró. Jugó con la hermana a decir pedo, caca, water. Vinieron los tíos cercanos y el abuelo. Y terminó chapoteando en la lluvia. Qué más se puede pedir?

Quién pudiera tener cuatro otra vez.

Ojo que ésta es de llorar

Estándar

Hace años leí un libro en que la protagonista viajaba en el tiempo, por un día, con sus conocimientos actuales y sin consecuencias, a habitar su cuerpo del pasado o del futuro. Si yo tuviera esa opción iría a aquellas tardes merendando en casa, cuando mi mamá se quedaba mirando la parra del fondo y, ante mi pregunta de qué miraba, me decía que estaba pensando. Volver a ser niña viviendo con mis padres infinitos.

Mi mamá se murió, pero cómo puede ser? Si siempre estuvo en todo, cómo puede que ahora simplemente no exista?

Quiero que estas palabras que escribo tengan todo el peso de su significado y no sé si lo estoy logrando.

Ven? Al futuro no viajaría ni en pedo. Porque no quiero verme allá en el tiempo lejos de mi vida con mi mamá. Sé que va a pasar y va a estar bien, pero me preocupan todos los recuerdos nuevos que construiremos y ya estamos construyendo sin ella. No sé si injusto es la palabra que quiero usar, aunque sí pienso que no vale que no vea a mis hijos crecer y que no pueda contarle ni preguntarle más cosas y que mi papá esté solo en casa.

[Yo sabía que me iba a hacer llorar a mí misma escribiendo (hace días que no lloraba, pero lo prefiero al picor en la nariz o la bola en el pecho)]

En las películas cuando alguien muere, siempre están los flashbacks. Yo quiero mi flashback.

Quiero tener de vuelta a mi mamá, sí, para chusmear con ella. Y quiero a la abuela de mis hijos, también, porque una relación más linda yo no vi (se van a acordar de ella? por favor, por favor).

Los pensamientos no paran y siguen bombardeándome, apareciendo detrás de otros inocentes. Me cuestiono. Me siento culpable. Me pregunto si voy a seguir teniendo esa sensación de que mi mamá es aún sabiendo que ya no. Y la de irrealidad? Se me irá? Cuánto pesará todo esto en mi vida restante?

Voy a ser cursi y voy a tratar de imaginar unas chispas adentro de mí. Son los recuerdos, pero también todo lo que mamé de mi madre y que no es concreto. Todo lo que me enseñó de una manera u otra. Los cuentos que me hizo y la forma en que nos crió. Todas sus comidas. Su interés por mis asuntos y los de mis hijos. Los pensamientos que nos dedicó. Y voy a imaginar que eso me alimenta y me enriquece, y la mantiene viva dentro de mí (yo dije que iba a ser cursi, pero me lo perdono).

La recontra extraño, pero aún en la tristeza sé que nunca la voy a perder del todo.

Los niños hoy

Estándar

Hoy a Hija se le cayó otro diente. Estaba comiendo y se empezó a quejar de que su paleta estaba muy floja. Le di unos empujoncitos, pero me dio impresión, así que la mandé con el padre a que terminara el trabajo. Quedó un hueco sangrante, y la otra paleta toda floja y torcida esperando su turno. La niña volvió a la escuela hoy, después de dos meses sin clases. Estaba feliz. Dijo que le fue muy archi bien (estoy parafraseando). Escribieron sobre la Batalla de Las Piedras y formaron la frase de una canción, y comieron algo rico con carne. A la merienda hubo bizcochos y chocolatada. Se puede pedir algo más? (la banana de postre por supuesto que no la comió, si a ella no le gustan).

La niña tuvo su boletín hoy (ahora es digital, tomá pa’ vos), y son todo elogios. Dejaron fuera la parte de desprolijidad, que algo de lo que mencionó la maestra mientras estuvimos en la virtualidad. A Hija le gusta hacer los deberes, generalmente, salvo que tenía que escribir la fecha y los números y no sé qué, y le fastidiaba. Pero no le gustaban los zoom. Cuando vamos por la calle va leyendo carteles y se enoja si pasamos muy rápido. No contenta con estar adquiriendo fluidez en la lectura, lee las palabras en el sentido contrario para ver si tienen significado, y dice cosas como: «si a tal palabra le agregamos cuatro letras, podemos formar tal otra palabra». Si no está leyendo, está contando. Y preguntando cosas como cuánto es cuarenta más cuarenta.

También le gusta «imaginar cosas sola». La frase es completa. Se va al cuarto y se escucha el retumbar de sus pasos en el techo de madera. Tiene un movimiento compulsivo que mantiene desde chiquita cuando se entusiasma, y es dar pasos fuertes inclinando todo su cuerpo hacia adelante. A veces parece que se va a caer. Cuando imagina, me ha contado, toma personajes de los dibujitos que ve (es variadísimo, no se casa con ninguno), los mezcla, les da nuevas aventuras y crea también otros personajes, muchas veces recurrentes. A veces nos deleita con eternos cuentos de su invención. Tengo problemas de dispersión y no siempre le sigo el hilo, pero sus historias son ricas en vocabulario y tienen tramas bastante coherentes e inteligentes. Y me encanta, por supuesto.

Hija grande ahora va a la plaza y se hace amigos para jugar. O se hamaca tranquila e independiente. Pasa rato antes de querer volver. Dice que cuando sea grande quiere ser cocinera (o pastelera?), pero no se acerca mucho a la cocina. También dice que va a aprender italiano como yo, y a leer los libros que ando leyendo. Cuando se va a dormir, me deja besos tan grandes que nunca me los voy a olvidar, y me dice que soy la mejor mamá del mundo (no voy a contar cuando me dice mala o maldita, porque ahora estoy en paz y no recuerdo en qué situaciones pasa).

Hoy Hijo chico volvió al jardín también. Fue con su chaleco nuevo, y salió orgulloso con el bidón de jabón que les regalaron. Como teníamos que esperar 40 minutos a la hermana, fuimos a la plaza. Arrancó corriendo adelante como hace ahora siempre que caminamos. Va hasta la esquina y espera ahí (aunque si hay un perro vuelve conmigo). Fuimos a las rampas de skaters y jugó a treparse y deslizarse. Luego recorrió un murito y mojó sus manos en la fuente. Siempre me parece raro estar a solas con él en exteriores, ya que las salidas suelen ser con los dos. Comió galletitas y tomó agua que había llevado yo (sumé puntos ahí, que se contrarrestaron cuando no quise entrar al supermercado a comprar cremitas). Luego, volviendo a casa los tres, le hice upa un rato, aprovechando a darle y pedirle besos.

Este chico también «imagina solo». Es fantástico verlo susurrar y mover los brazos como los héroes de los dibujitos. Y cada tanto se acuerda de algo que pasó en algún episodio y te lo viene a contar, con ese ritmo suyo lento y emocionado. También pide que le lea libros (los esconde detrás de su espalda como sorpresa), y anda repitiendo frases de por ahí.

Cuando me ve cocinando, Hijo acerca la banqueta, se sube y anuncia que quiere ayudar. Le gusta mezclar y preguntar cuándo se va a derretir esto, cuándo se va a agregar lo otro y qué viene después. A veces toma decisiones por su cuenta cuando me descuido y otras se va jugando con un colador o una espumadera. Si tan solo comiera las cosas que preparamos para almuerzo y cena! En esas instancias come dos bocados con suerte y se va. Pero las meriendas? Las ama. Se va y vuelve por más. «No comí tanto yo», dice, y pide que abra otro paquete de galletitas.

El chiquito es un tierno. Nos dice «te amo!» y pide sentarse a upa para leer cuentos, a pesar de que así casi ni veo el libro (no voy a contar de cuando pega porque qué ganas de amargarse al cuete). Escucha atentamente a su hermana cuando cuenta cuentos y la sigue en sus aprendizajes. Cuenta hasta 20 saltéandose el 17. Grita en la plaza que es grande, que ya tiene tres y que sabe hablar bien. Dice que quiere tener dieciocho años para andar en moto y hacer piruetas, y que quiere vivir en un castillo y en una torre con rampa de autos. Y todas las noches promete que va a dormir en su cama, pero me despierto con sus codazos y su: «y si nos levantamos?»

Mis hijos.

Impasse

Estándar

Nos mudamos. Después de 10 años, desarmamos la casa donde vivieron siempre nuestros hijos. Por semanas e incluso meses, revisé papeles y tiré de esos recuerdos que ya no me decían nada (y volví a guardar un montón que sí). Guardamos los libros, cuadros y adornos. Dejamos para último momento todo lo esencial: la cocina, la ropa, los libros infantiles. Dividimos en cajas y bolsas para llevar a la casa nueva y llevar a depósito. Porque esta nueva vivienda no es la definitiva. Es como si nos hubiéramos venido de vacaciones. Con la lavadora.

No he pensado mucho en mi casa vieja, pero es raro verla vacía. Desmontar una vida entera y dejar sólo el esqueleto. Si digo que solía darme nostalgia desarmar la carpa del camping donde pasaba el fin de semana…

Pero más allá de todo, estábamos deseando irnos.

[En la casa nueva no hay hormigas. Y no se inunda cuando llueve. Siempre nos quedará el recuerdo de las noches esperando la lluvia con el lampazo en la mano, echando agua afuera como máquinas, rogando que no empiece de nuevo.]

Así como quien no quiere la cosa ya está terminando el cuarto mes del año. Un año que suena a repetido, a deja vu. Empezaron las clases; se suspendieron. Ahora se especula con su regreso. Claro que la cuestión covid está mucho peor, no? Las medidas son insuficientes, pero no se toman otras. No espectáculos, no gimnasios, no escuelas. Bueno.

Este año cambiaron ciertas cosas del encierro, como el no estar tan encerrados, y que mis hijos crecen y cambian de necesidades. Hija grande tiene tablet y deberes formales (no puedo con las propuestas de inicial, no sirvo para eso), y los dos juegan bastante por su cuenta (lo tiro así al pasar, pero es algo grandioso. Qué maravilla).

Y yo me encuentro transcurriendo los días desorientada, sin nada útil ni interesante que hacer. Lo único que me da sensación de propósito son las actividades en Crea. Lo único que me divierte es cocinar para la merienda (pero no se puede hacer todos los días). Lo único que espero es que se acuesten los niños para leer un poco y ver mi serie (actualmente This is Us).

Durante el día les leo, pongo algún lavado de ropa, y scrolleo infinitamente las redes. Qué quisiera hacer? Pues no lo sé. No sé en qué quisiera aprovechar el tiempo, y aún si lo supiera, no sé si lo podría hacer. Quizás es la mudanza. Quizás son otras cosas que rondan en mi cabeza. Quizás estoy podrida de todo.

Pero miren, hasta escribí en el blog! No me decido si es buena o mala señal.

La vuelta de las vacaciones

Estándar

Me tiene muy desalentada el regreso de las vacaciones. Y eso que no vuelvo a trabajar aún!

Llegamos hace unas horas y me encontré dando vueltas por la casa, perdida, admirando la cantidad de pertenencias que no preciso para vivir (por 15 días en la playa). Y ahora qué? Por pila de días nuestra rutina se fue dando por las idas a la playa y las comidas en familia extendida, y las siestas intentando robar lectura. En un entorno de naturaleza, en una casa con ventanales grandes, espacio exterior. Una maravilla.

Y ahora? Las paredes de mi casa me agobian. No sé si había tenido esta sensación antes. Aún recuerdo esa sensación de extrañeza con mi casa cuando era niña y volvía de pasar una buena temporada afuera. Todo me parecía novedoso, y me entusiasmaba la idea de ver tele (tele de verano, claro) y jugar al Stunt (un juego de autos que teníamos). Pero ahora eso no me pasa! Vuelvo, y todo es igual a como lo dejé: desordenado y caótico.

Al menos acá están mi cama grande, mi almohada mullida, mi ducha con presión normal…

Reconozco, admito, acepto que soy una privilegiada. Que no todos pueden irse de vacaciones, ni tantos días. Que hay gente que vive en casas más chicas o precarias. En definitiva, que no me puedo quejar! Así que ya está, no digo más nada.

(Vieron que no mencioné a mis hijos para nada? bueno, pues están presentes en el espíritu de lo que dije)

Mi año lector 2020

Estándar

Leí más este año de pandemia y de quedarse en casa? No.

O quizás sí, porque lo que es libros para mis hijos leí a patadas. Durante el tiempo que estuvimos los tres en casa al cuete (el cuarto integrante también estaba en casa, pero trabajando), leímos una cantidad de libros todos los días. Incluso leímos un par de novelas largas de Roald Dahl que terminé incluyendo en mi lista de Goodreads para llegar al desafío de los 36 libros.

Lee el resto de esta entrada

00:18

Estándar

Mis hijos duermen. Ya leí, miré serie y estuve scrolleando las redes, que me deprimen (no quiero saber de los 208 casos. Quiero volver a cuando decíamos: qué raro que acá no aumentan los casos, qué será?)

Estoy leyendo un libro ameno, que no tiene esas tramas que te hacen leer rápido para saber qué va a pasar, pero tampoco es de esos masacotes reflexivos, intelectuales, que no conducen a mucho y que me cuestan tanto leer (por más que de a ratos los disfrute). Pero cómo me cuesta leer a veces, eh? Leo prácticamente todos los días, pero tengo que convencerme de seguir un capítulo más. En seguida mi cerebro me pide que le dé algo más fácil de digerir, más inmediato, que involucre a mis otros sentidos. Es una lucha.

De qué quiero hablar? Hace días que vengo pensando en ventilar acá cosas que me indignan, porque en otros ámbitos siempre hay alguien que no comparte del todo mi modo de ver. Pero ahora no tengo ganas de amargarme.

Puedo hablar de la última temporada de How I Met Your Mother. Que estoy viendo unos cuantos años tarde y que transcurre toda previa al casamiento? Y en la que hay un capítulo todo en rima???

O puedo hablar de que tengo un hijo que cumplió 3, y hasta ahí todo bien, pero que mi hija grande el año que viene va a la escuela y no concibo la idea de ser madre de niña grande. Hasta jardín lo veo normal, pero escuela? Uno definitivamente no piensa en esas cosas cuando va a tener un bebé.

Hay bebés en la vuelta y me han preguntado: «no te dan ganas de tener otro?» La respuesta es: en absoluto. Para nada. Sabés que no? Me da ternura ver en estos nuevitos gestos que hacían antaño los míos, sí. Me resultan adorables, sí. Pero dar otra vez teta, no saber por qué lloran, despertarse de noche? Un embole (no hablo de pañales porque todavía lidiamos con ese tema tantos años después, jaja). Me gusta esta etapa que estamos transcurriendo, aunque cada tanto se peleen y chillen y el niño chico cada tanto active el modo mandarse cagadas y lo quiero matar.

Volví a trabajar en agosto, como había imaginado. Menos horas, luego más. Nunca llegué a mi horario total. No me quejo, me queda un día libre, salgo más temprano… Para compensar me conseguí un trabajo voluntario al que nunca tengo ganas de ir. Pero bueno, ya se termina el año, no? Y todo va a ser distinto en el que viene. Jojo.

La MaPe

Estándar

El 13 de marzo fue el último día que fui a trabajar. Las clases están volviendo de a poco, pero todavía no entro en los planes del colegio. Imagino que volverán a tomarme en agosto, cuando se me acabe el derecho al seguro, pero no tengo certezas. La realidad es que ni pienso en eso. No quiero ponerme a ver cómo se adapta la biblioteca a la nueva embolante realidad de los colegios y escuelas.

Mientras tanto, experimento la vida de la stay at home mum. Nunca sentí que fuera para mí, pero, ahora que los niños más o menos volvieron a sus jardines (Hija sólo dos días, menos horas) tampoco me pesa tanto. Será que pienso así ahora que ya duermen y yo estoy tranquila, por ver una serie?

Durante el día, estando o no los niños, me dedico a cocinar (por deber y por placer), lavar platos, barrer (siempre hay mucho para barrer), ordenar! Juguetes y papeles que acumulo con pasión. También sigo armando puzzles (estoy en el 5to). Pero me pasa algo curioso y es que siento que sólo armando estoy perdiendo el tiempo. Escuchar música no me parecía lo suficientemente estimulante, así que busqué podcasts (ninguno me convence), y también puse bake off de fondo. Sólo que me pareció demasiado interesante y mi concentración en el puzzle disminuyó notablemente, así que lo cambié para cuando cocino. Además del puzzle en el escritorio, me bajé una app de puzzles que ofrece desafíos y premios de monedas, y un cofre para abrir, y puedo pasar rato jugando, jajaja.

La otra gran actividad es salir al mundo exterior y llevar y buscar a los niños. Se siente bien caminar, aunque sea unas cuadras.

De noche, cuando los niños duermen, hago gimnasia, miro (o miramos) series y películas, leo.

Y así transcurre una vida muy apacible a la que podría estar acostumbándome!

 

 

 

 

 

Aislamiento. Semana 9

Estándar

Mentira porque no hemos hecho aislamiento total últimamente, pero seguimos sin clases y saliendo poco (entre semana, nada de nada). Yo en seguro de paro, Esposo trabajando desde casa. La verdulería me toca timbre, no piso el supermercado desde hace 70 días, los regalos se compran online, no hay planes de juntarse con amigas…

Al principio, fue todo búsqueda de actividades, llenar los días con novelería. Llegaban videos de juegos para hacer con tus hijos. Parece que fue hace tanto tiempo que pusimos un enorme cartón en el living y mis hijos a medio vestir terminaron todos azules. Luego fuimos cayendo en una especie de rutina. De mañana leemos. Y miran canciones. De tarde dos capítulos de dibujito. Más tarde cuentos en youtube (toda la pantalla que no vieron en 5 años, claramente). Descubrimos la Pantera Rosa! Después a veces me cuentan lo que vieron y no entiendo nada.

Hija grande dedica varias horas al día a imaginarse cosas en el cuarto. A veces vuelve a ser la de antes y me involucra en juegos eternos donde pasa de ser mi madre a ser la maestra o la doctora. Transcurren días en el juego. Acostate. Ahora desayunamos.

Tiene rachas de dibujar, está aprendiendo las letras, y cada tanto manda mensajes por abajo de la puerta. Crea invitaciones, títulos de cuentos (y me dicta historias)

El chiquito se trepa a cosas, y juega a matar malos (no sé de dónde saca la fijación). Tira y destruye lo que encuentra a su paso. Si me ve sentarme a leer, viene con cinco libros para que le lea a él.

Intentamos sacarle los pañales, pero no quiere saber nada. En cambio, hace varios días que se duerme en su cama. Qué es esa brujería?

Día por medio, si no todos los días, cocino algo con la ayuda torpe y esporádica del benjamín. Tortas, galletitas, bocaditos, pan! Qué lindo es hacer pan (cuando quiere leudar).

Los jardines mandan cosas. El del chico, videos pedorros y algunas actividades manuales (claramente no lo mandamos por los contenidos sino por la interacción in situ). El de la grande un día atomizan con videos y canciones y links y audios de seis minutos, por el amor de todos los dioses. Luego, días de silencio. Mandan los sábados, domingos. A las 9 de la noche! Anonadada.

De noche, cuando los niños se duermen, miramos How I Met Your Mother. La empezamos junto con la cuarentena voluntaria, y vamos por la temporada cuatro. A la vez y por mi parte, he visto varias películas sueltas (siempre en dos partes o más) y todos los días engancho algo de Brooklyn 99. Qué descubrimiento fantástico. Me hace el día. He leído varios libros, pero no más de lo que habría leído en la vida normal.

Las otras rutinas que he incorporado son: gimnasia día por medio, con una española en Youtube, y armar puzzles. Siempre me encantaron y tengo varias cajas de mis épocas pre niños. Y nunca volví a hacerlos porque hijos chicos. Sigo teniendo un hijo chico que toquetea y hasta muerde las piezas (por qué???), pero aprovecho a armar cuando están enchufados en la pantalla.

Los fines de semana, contra lo previsto, son diferentes. Porque Señor Esposo está disponible y puede preparar el almuerzo o encargarse de los niños. Porque subimos a la azotea y corremos un rato. Porque a veces salimos a pasear en auto. Porque los fines de semana, en lugar de dibujitos, vemos películas (vimos las 4 de Shrek, 3 de Toy Story, 3 de Madagascar, Moana dos veces, Up!, Buscando a Dory…).

No sé cómo sigue esto. El clima que se siente es que ya terminó. Nosotros mismos nos hemos juntado con familia, sintiéndonos un poco culpables. Pocas personas, que a la vez se juntan con otras pocas personas, y así sucesivamente. Es complejo. Todo parece indicar que no se está dando un contagio masivo. Pero qué pasa si sí?

Y a la vez uno se vuelve un poco bicho. Salir a la calle es extraño. No me imagino lo que sería volver a trabajar.